El PROYECTO DEL ARQUITECTO GAUDÍ CONOCIDO COMO LA BASÍLICA DE LA SAGRADA FAMILIA

El origen del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia se promueve en el año 1874 por la Asociación Espiritual de Devotos de San José; en 1881. Gracias a varios donativos se compra el terreno donde se construirá el templo, y para el 19 de marzo de 1882 se coloca la primera piedra.

Iniciando con el arquitecto Francisco de Paula del Villar y Lorenzo, para después encargarse al arquitecto Antonio Gaudí de 1883, hasta el día de su muerte en 1926.
Durante todos aquellos años, para poder ejecutar el proyecto, había colaborado con Gaudí un numeroso grupo de arquitectos, escultores y modelistas. A pesar de haber perdido los planos, dibujos y fotografías originales en actos vandálicos por la Guerra Civil Española, siempre se ha respetado la voluntad e idea original del arquitecto.

Gaudí concibió la Sagrada Familia a partir de la tradición de las catedrales góticas y bizantinas. Con la arquitectura y la belleza del edificio quería expresar las creencias cristianas, así como comunicar a todos el mensaje evangélico. Contiene una combinación entre forma y simbolismo cristiano con un importante protagonismo de la luz, así como también del color.

La verticalidad, es una de las características de la iglesia que propone Gaudí con el objetivo simbólico de elevarse hacia Dios: Una forma de pirámide desde el exterior, una altura elevada a las naves y unos pináculos, en la cima de las dieciocho torres, que parece que se confundan con el cielo, cada una cuenta con un su significado religioso. Los portales de las fachadas, cuentan la vida y las enseñanzas de Jesús; cada una representa uno de los momentos culminantes de su vida: su nacimiento, su pasión, muerte y resurrección, sin olvidar su gloria, presente y así como el futuro.

Gaudí indicó que la luz en el interior del templo debía ser armoniosa asimismo resaltar la plasticidad de la nave, sobre todo, tenía que inducir a la reflexión además de la espiritualidad.
A medida que pasa el día, la luz solar para destacar aún más los rasgos (generosos, armoniosos o dramáticos) de cada fachada.

La Sagrada Familia se ha construido desde sus inicios exclusivamente gracias a donativos y aportaciones de miles de personas a lo largo de los años.

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