Edificio de posgrado de la Facultad de Economía, UNAM

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La Ciudad de México se ha visto sumamente enriquecida gracias a las majestuosas obras arquitectónicas que la conforman desde hace ya algunos años. Ricardo Legorreta fue uno de los arquitectos mexicanos más reconocidos a nivel mundial, ya que plasmó el carácter mexicano en sus obras. Son muchos los proyectos que realizó, pero en esta ocasión nos basaremos sólo en uno, el Edificio de Posgrado de la Facultad de Economía de la UNAM.

Un ejemplar de la trayectoria de Ricardo Legorreta

Este edificio está localizado en Ciudad Universitaria al sur de la Ciudad de México, consta de 102 cubículos y 11 aulas didácticas, el diseño está basado de acuerdo al entorno de la Universidad, respetando los lineamientos establecidos por la gran casa de estudios.

La estructura está construida en una superficie de cinco mil 529 metros cuadrados, distribuidos en cinco niveles contando con biblioteca, auditorio, salones de clase y para seminarios, cubículos para profesores y terrazas de distribución, por mencionar algunos.

El concepto que se implementó para el diseño, es que fuera recubierto de piedra con la intención de integrarlo con el ambiente natural y dar la perspectiva que el edificio emerge de la roca.
Consiste en dos círculos que concentran el programa arquitectónico dejando las “áreas públicas” entra cada circunferencia. Se encuentra dos volúmenes importantes, uno de ellos sirve como base cruzando sobre el otro obteniendo un volado del otro extremo.

Cabe mencionar que la estructura es mixta, la luz natural, los jardines y los espacios externos son elementos fundamentales para obtener iluminación y ventilación natural, reduciendo así el consumo de energía.

En el sótano, se encuentra una biblioteca de 44 metros de diámetro. En la planta baja está el auditorio, con capacidad para 84 personas, la fachada muestra un mural de vidrio templado tratado mediante una técnica especial por el artista Francisco Toledo.

No cabe duda que este proyecto es fantástico así como todos los que realizó el arquitecto, siempre con el beneficio para la humanidad, teniendo en claro lo que deseaba proyectar,
Él dijo alguna vez: “Se ha perdido el valor de la ética profesional, de que los arquitectos somos esencialmente constructores, de que la arquitectura es un servicio social, no una profesión para hacer monumentos a uno mismo y eso Villagrán, (su mentor) me lo inculcó profundamente”.

Por eso es que la premisa de Legorreta fue “hacer feliz a la gente a través del manejo creativo de las formas, los espacios y los colores en su oficio

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